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Yo también siembro terror

"Yo soy fuego... yo soy muerte".

Smaug en El Hobbit: La Desolación de Smaug.

Los acontecimientos recientes sobre Francia y Siria nos dejaron con una impresión de tristeza y horror. En todos los medios sociales y de noticias es clara la solidaridad en contra de la guerra y la maldad. Asmismo, ha sido muy fácil el condenar lo grotesco de las amenazas de ISIS y el contraataque de Francia. El mundo es un caos.

Sin embargo, lo interesante de esta situación mundial es el observar la reflexión general de este mundo post-moderno: afuera hay maldad. Pero ¿quién dicta lo que es malo? Y, ¿quienes son entonces los buenos?

El apóstol Santiago, en su epístola que encontramos en el Nuevo Testamento, hace una serie de preguntas que llaman la atención: "¿De dónde vienen las guerras y los conflictos entre vosotros? ¿No vienen de vuestras pasiones que combaten en vuestros miembros? Codiciáis y no tenéis, por eso cometéis homicidio. Sois envidiosos y no podéis obtener, por eso combatís y hacéis guerra." Santiago 4:1-2.

Santiago comenta que la razón de los conflictos y guerras es por nuestras propias pasiones. Tenemos un problema insaciable de poder, control, búsqueda de afirmación, etc. Esas pasiones se reflejan en emociones en contra de nuestros semejantes. Por ejemplo, si quiero saciar mi apetito de poder, cualquiera que se interponga en mi camino pagará caro. Al final, encontramos enemistades y relaciones rotas.

También Pablo, citando al Antiguo Testamento, en su carta a los Romanos hace un discurso apologético en el cual nos demuestra que todos, si, todos somos malvados:

"Ya hemos denunciado que tanto judíos como griegos están todos bajo pecado; como está escrito:

No hay justo, ni aun uno; no hay quien entienda, no hay quien busque a Dios; todos se han desviado, a una se hicieron inutiles; no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno." Romanos 3:9-12.

Todos somos malos. No hay nadie bueno.

J.R.R. Tolkien representa las pasiones humanas de las cuales habla Santiago en su personaje de Smaug en El Hobbit. Smaug es un dragon cuya maldad, así como la de Golum, es proyectada por su sed de poder y avaricia, lo cual lo lleva a un aislamiento en la Montaña Solitaria. Es interesante notar, que aunque ese personaje puede ser el "malo de la historia", los demás personajes también muestran una debilidad y susceptibilidad hacia la maldad. Todos los seres de Tolkien son capaces de cometer actos terribles por culpa de sus propios deseos y apetitos, incluso los elfos. Al final de la película La Desolación de Smaug, se ve al dragón tomando venganza contra los enanos al volar hacia el pueblo del lago, Esgaroth, para destruirla completamente. Durante su vuelo hace la declaración final: "Yo soy fuego... yo soy muerte".

Cristo, en su evangelio me dice que yo por causa de mis delitos y pecados soy capaz de terror y destrucción contra mis semejantes. Si aún me atrevo a declarar que no he matado a nadie en mi vida, lo he hecho cientos de veces en mi corazón: Habéis oído que se dijo a los antepasados: “No mataras” y: “Cualquiera que cometa homicidio será culpable ante la corte.” Pero yo os digo que todo aquel que esté enojado con su hermano será culpable ante la corte; y cualquiera que diga: “Raca” a su hermano, será culpable delante de la corte suprema; y cualquiera que diga: “Idiota”, será reo del infierno de fuego." Mateo 5:21-22 ¡Tiene razón! ¡No tengo excusa!

Así que, si me comparo con el alto mando de ISIS o con un capo del narco mexicano, yo también soy malvado al igual que ellos. Yo también siembro terror. Tal vez no utilizo las mismas técnicas de maldad que ellos, pero si lastimo a los que están a mi alrededor con mis chismes, juicios, indiferencia, calumnias, envidia, condescendencia, etc.

Al mismo tiempo que escucho esas noticias de una realidad desgarradora dentro de mi, Cristo también me declara en su evangelio que puedo ser declarado justo al poner mi fe en El y así, puedo ser capaz de amar a los demás de una manera como jamás lo hubiera podido hacer. Pero Dios demuestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. Romanos 5:8.

El evangelio me habla de un amor tan grande, fuera de este mundo, porque al ser enemigos de Dios, El envió a su Hijo para morir por nosotros y librarnos de nuestras pasiones egoistas que nos llevan a la destrucción. El evangelio son buenas noticias que nos muestran un amor radical que necesitamos desesperadamente.

Al mirar el mundo, con el filtro del evangelio, puedo sentir compasión y asimismo orar por las víctimas y victimarios, por los "buenos" y los "malos". Y también el evangelio me empuja a compartirlo y a extender esas grandes noticias a los demás. ¡Que en estos tiempos de caos podamos compartir las buenas noticias de Cristo!

"Porque no me avergüenzo del evangelio, pues es el poder de Dios para la salvación de todo el que cree". Romanos 1:16.

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